Dentro de la gran familia Toyota, el nombre Célica representa una gama de cupes atractivos, frecuentemente deportivos y siempre admirados. Hay que recordar especialmente el primer modelo de este tipo, el Célica GT de mediados de la década de 1970. Fue uno de los primeros coches (al menos de gama media) con equipamiento de serie, de una caja de cinco velocidades que hizo soñar a mas de un aficionado de la época.
Dos décadas después, en los noventa, todo había cambiado enormemente, Las cajas de seis velocidades ya eran frecuentes, aunque todavía no las incluían muchos coches. La técnica había progresado mucho, movida a menudo por imperativos ecológicos.
La forma del Célica también modernizo sin perder nunca su atractivo. Toyota fabrico el primer 4WD Turbo en 1988. Entonces disponía de unos 180 CV, y fue reemplazado por un nuevo modelo a principios de 1990. Esta nueva edición se caracterizaba por diversas modificaciones de carrocería: era mas pesada (60 kilos) y mas potente (20 CV), pero también mas cara.
Exteriormente, el Toyota Célica Turbo 4WD no renunciaba en absoluto a sus aspiraciones deportivas: imponentes tomas de aire delanteras (dos de ellas para ventilar los frenos adecuadamente), una gran abertura sobre el capot delantero, refuerzos en la parte baja de las puertas (que podían convertirse en tomas de aire para los frenos traseros) y alerón trasero modesto pero que desempeñaba una función distinta a la simplemente decorativa.
Dos décadas después, en los noventa, todo había cambiado enormemente, Las cajas de seis velocidades ya eran frecuentes, aunque todavía no las incluían muchos coches. La técnica había progresado mucho, movida a menudo por imperativos ecológicos.
La forma del Célica también modernizo sin perder nunca su atractivo. Toyota fabrico el primer 4WD Turbo en 1988. Entonces disponía de unos 180 CV, y fue reemplazado por un nuevo modelo a principios de 1990. Esta nueva edición se caracterizaba por diversas modificaciones de carrocería: era mas pesada (60 kilos) y mas potente (20 CV), pero también mas cara.
Exteriormente, el Toyota Célica Turbo 4WD no renunciaba en absoluto a sus aspiraciones deportivas: imponentes tomas de aire delanteras (dos de ellas para ventilar los frenos adecuadamente), una gran abertura sobre el capot delantero, refuerzos en la parte baja de las puertas (que podían convertirse en tomas de aire para los frenos traseros) y alerón trasero modesto pero que desempeñaba una función distinta a la simplemente decorativa.
El Toyota Célica Turbo 4WD (las letras correspondían a wheel drive, -ruedas motrices-, y el numero indica las cuatro lo son) esta propulsado por un potente motor de 1.998 c.c. con dos árboles a la cabeza que accionan cuatro válvulas por cilindro. La culata es de aleación ligera y el cigüeñal gira sobre cinco cojinetes. Gracias a una inyección electrónica EFI-L-Jetronic y a un turbocompresor, desarrolla 204 CV a 6.000 r.p.m. con un par de 275 Nm a 3.200 r.p.m.
Con su carrocería aerodinámica y una caja de cambios bien escalonada, el Célica Turbo 4WD salta en apenas 7,9 segundos de 0 a 100 km/h, alcanzando una velocidad máxima de 230 km/h. Su suspensión independiente (patas McPherson detrás), de tracción integral con diferencial autobloqueante Torsen trasero y su servodireccion suave y precisa hacen que tenga un comportamiento muy ágil sobre el asfalto, al que literalmente se pega. Como corresponde a un coche japonés de un precio razonable de aquella época, el Toyota Célica Turbo 4WD poseía un equipamiento y, por supuesto, cuatro frenos de disco, ventilados delante, con ABS. También hay que mencionar, en el habitáculo, un potente equipo de sonido conectado a diez altavoces. Algo ideal cuando no es imperativo deleitarse con los rugidos del motor.
Con su carrocería aerodinámica y una caja de cambios bien escalonada, el Célica Turbo 4WD salta en apenas 7,9 segundos de 0 a 100 km/h, alcanzando una velocidad máxima de 230 km/h. Su suspensión independiente (patas McPherson detrás), de tracción integral con diferencial autobloqueante Torsen trasero y su servodireccion suave y precisa hacen que tenga un comportamiento muy ágil sobre el asfalto, al que literalmente se pega. Como corresponde a un coche japonés de un precio razonable de aquella época, el Toyota Célica Turbo 4WD poseía un equipamiento y, por supuesto, cuatro frenos de disco, ventilados delante, con ABS. También hay que mencionar, en el habitáculo, un potente equipo de sonido conectado a diez altavoces. Algo ideal cuando no es imperativo deleitarse con los rugidos del motor.
Este Célica mide 4,44 m de largo, 1,75 m de ancho y 1,30 m de alto. Su peso es de 1.500 kg. Su velocidad máxima es de 230 km/h y su aceleración de 0 a 100 km/h llega a los 7,9 segundos.